Cuando les pregunto a hombres adolescentes y jóvenes sobre las palabras que asocian con el noviazgo una de las primeras respuestas es…sexo.
La lógica tradicional masculina se basa en que los hombres debemos responder y actuar a cualquier precio. Esta masculinidad está construida por nuestra sociedad a partir del eje del poder, se ejerce sobre las mujeres, el poder de las restricciones sociales, el poder de la heterosexualidad sobre la homosexualidad.
En la iniciación sexual masculina, la presión del grupo social juega un papel importante pues se basa en la confirmación de la identidad y a la regulación de las prácticas sexuales de los jóvenes, independientemente de la relación de pareja que tenga.
Es por ello que los hombres hemos aprendido que para mostrar nuestra hombría y heterosexualidad, el noviazgo o los encuentros con las mujeres, las relaciones sexuales son un elemento indispensable.
En algunas series o novelas juveniles muestran los estereotipos masculinos conquistadores, amantes, rebeldes y valientes (violentos) que pueden obtener placer con cualquier chica que se le ponga enfrente, ellos son parte de los ideales masculinos y femeninos que la sociedad refuerza constantemente a través de la mercadotecnia sexual.
Pero ¿qué temen los hombres en las relaciones de noviazgo?
Algunas respuestas son la infidelidad, el embarazo, la traición, entre otras. Los temores constantes de los hombres se basa en la infidelidad sexual de su pareja pues parten de la doble moral sexual que las mujeres son las que no se hacen respetar y los hombres por "naturaleza" tenemos más apetito sexual; además algunos jóvenes se resisten al uso del condón durante el noviazgo, algo como: que se cuiden ellas, pues es tan difundida la idea de: sin condón no se siente lo mismo porque quita placer.
Otro elemento que entra a prueba en la masculinidad de los jóvenes, es que otros hombres se enteren de su “bajo desempeño sexual”, pues se considera que un hombre siempre debe dejar satisfecha a las mujeres, la reputación y el honor masculino están constantemente en juego y, por ello, se reafirma a través de las conductas y prácticas sexuales, que en algunas situaciones son de alto riesgo como: las infecciones de transmisión sexual o el VIH.
Para algunos jóvenes, la prueba del amor -la relación sexual con la pareja- dejó de ser exclusivamente lo básico, ya que muchos chavos piden tener relaciones sexuales sin el uso del condón. Por otro lado, en algunos espacios educativos, algunas chicas señalaron que hay chavos que les piden tener prácticas de sexo anal u oral pues consideran que así las mujeres no pierden su virginidad. Explorando las ideas que tienen estos chicos, son hombres que tienen rígidamente definidos los papeles tradicionales de hombres y mujeres, aunque en el discurso expresen que no son machistas.
Entonces, ¿para dónde ir?
Creo que algunos de los retos que tenemos los hombres son replantear la identidad masculina, que ésta nos permita revisar los miedos frecuentes, poderlos identificar y aprender a enfrentarlos sin violencia. Reconocer nuestra sexualidad, eliminar los estereotipos sexistas hacia las mujeres y pareja, dejar de ver a las mujeres como objetos sexuales y respetar su derecho a decidir sobre su cuerpo y sexualidad. Vale la pena que hasta aquí, podamos mirarnos como hombres.
Y en tu ciudad o comunidad, ¿cómo se desarrollan estás prácticas entre noviazgo y sexualidad?
¿De qué hablan los chavos con relación a sus parejas?
¿Cuáles son las prácticas de riesgo más constantes en las relaciones de parejas en jóvenes?
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Autor: Cirilo Rivera García
Autor: Cirilo Rivera García